Mercedes Prada, 24 años en Cetelem
Nuestra colaboradora más veterana está de aniversario. Tal día como hoy entró en una compañía a la que vio nacer. Mercedes Prada aterrizó en Cetelem hace 24 años y su ilusión sigue intacta. Recordamos con ella toda una vida en la empresa.
¿Cómo llegaste a Cetelem?
Por aquel entonces yo trabajaba en el Departamento de Informática de Barclays Bank. Un compañero me habló de una compañía francesa que se iba a instalar en España. Me pareció una aventura interesante participar en el inicio de una empresa y decidí venir a una primera entrevista con el Director de Desarrollo Informático. Inmediatamente tuve respuesta: “Contaban conmigo”.
Recuerdo que durante la selección me pidieron que hiciera una prueba de recursos humanos con sus respectivos tests en una empresa externa. Y allí me presenté, en la Torre de Madrid. Me metieron en una sala con mis cuestionarios para que estuviera más tranquila. ¡Y tanto! Cuando salí, ya eran más de las ocho y no quedaba nadie en la oficina, ¡se habían olvidado de mí! (entre risas) Menos mal que pasaba por allí un encargado de seguridad que me pudo abrir la puerta y al que le entregué el test. Nunca supe si había llegado a su destinatario.
¿Cómo era Cetelem en sus primeros años?
¡Una panda de locos y atrevidos! Todos llegábamos de compañías que se podían calificar como sólidas, para trabajar en una empresa que no tenía ni nombre. Miento, sí tenía. Se registró como Financiamientos Domésticos. No nos gustaba a ninguno y cuando alguien llamaba por teléfono a la oficina contestábamos de carrerilla: “Financiamientos Domésticos, pero vamos a cambiar, ¿!dígame!?» Al final, nos quedamos con Fimestic. En aquellos primeros años, todos participábamos y opinábamos sobre las distintas actividades, apoyando a cualquier área cuando era necesario. Lo mismo echábamos una mano a una agencia porque no podía imprimir un cheque a un vendedor, como intentábamos buscar el descuadre en la contabilidad.
¿Cuál es tu mejor recuerdo de aquella época?
Tengo muy presente el momento en el que lanzamos la actividad comercial. Fue el 2 de noviembre de 1988 cuando se financió la primera operación. En ese instante sientes que nace algo tuyo. Recuerdo perfectamente el ambiente de optimismo, el entusiasmo y la implicación de todos los que empezamos en esto. Lo celebramos con una fiesta previa al arranque, aunque algunos nos tuvimos que ir antes a dormir porque el 1 de noviembre nos tocaba trabajar.
También me viene a la memoria la Convención de Sevilla en 1992 en la que Jacques Lanoë, el entonces Director General, acuñó la famosa expresión de “Los Siete Magníficos” refiriéndose a los colaboradores más antiguos. Fue un discurso muy emotivo en el que hizo una mención personalizada para cada uno de nosotros. Y como olvidar la celebración del 10º aniversario con el crucero Barcelona-Mónaco-Niza, un viaje inolvidable.
¿De qué te sientes más orgullosa?
Estar aquí desde el principio, arrancar la actividad de cero y ver que el crecimiento de esta empresa nunca se ha detenido a pesar de haber sufrido baches en algunos momentos como la crisis de riesgo de 1992, de la que salimos reforzados. También me enorgullece haber participado en proyectos importantes para nuestro negocio. A lo largo de 24 años sale una lista muy larga: el lanzamiento de las tarjetas Aurora, MasterCard, Visa; la creación de un sistema multisociedad con la incorporación de Servicios Financieros Carrefour y Euro Crédito o el lanzamiento de las actividades de crédito a particulares y financiación de automóviles, entre otros tantos.
Después de muchos años en IT me propusieron la creación del departamento de Coordinación Informática, otro nuevo reto. Habíamos crecido y era necesario organizarse para sacar el máximo partido a los recursos informáticos. Mi carrera siempre ha ido unida a las grandes iniciativas de este área, desde la Release de 1994 para la implantación del anterior sistema, hasta el actual proyecto Cervant.es de renovación informática.
¿Cómo es para ti el ADN de Cetelem?
Me siento orgullosa de comprobar que estamos recuperando valores de aquellos primero años. Atreverse con todo, asumir retos y comunicarnos sin miedo eran cosas que formaban parte de nuestra identidad. Después de 24 años me siento igual de ilusionada y creo, como el primer día, que si algo se puede cambiar, ¿por qué no hacerlo?